Extraña forma de vida

Sunday, July 16, 2006

Malos presagios

En la historia de la humanidad y en la memoria colectiva quedará marcada la fatídica fecha del 11 de septiembre de 2001. Los demolición de las Torres Gemelas de Nueva York a cargo de Al-Qaeda abrió el debate, suscitó nuevas preguntas y dibujó un nuevo escenario mundial en el que el choque de las civilizaciones, tan cuestionado hasta la fecha, estuvo en boca de todos. Durante los últimos años algunos autores hablaron incluso de guerra de religiones. Sus afirmaciones fueron frecuentemente desacreditadas y se les tachó de agoreros. Sin embargo los últimos acontecimientos parece que les han dado la razón. Si no estamos ante un conflicto entre creyentes de diferentes fes, desde luego poco le falta.

Desde Europa el choque de civilizaciones nos llega a través de las noticias y de los medios de comunicación. Personas con la fe mal enfocada que han querido erigirse en líderes, y que nunca han cuestionado sus creencias, su razón o su inteligencia, y peor aún, que han estudiado y que al creer que están seguros de su fe, se sienten con la autoridad para atacar y arremeter contra personas con ideas distintas. Por fortuna éstos no dejan de ser una minoría de momento, pero su peligro radica en que como presuntos representantes de Dios en el mundo se hacen cargo de juzgar al resto de la humanidad. Se les debería exigir una mayor responsabilidad en el ámbito moral y ético, como sucede con los políticos a quienes deberíamos exigir más y castigarles con ejemplaridad porque ellos son los elegidos y representantes del pueblo.

Otros autores descartan una guerra de religiones y sólo ven una lucha de poder. Lo queramos o no, detrás del Islam se encuentra la región con mayores reservas de crudo. Si a esto añadimos que detrás de ciertos movimientos religiosos se esconden intereses políticos y económicos muy grandes, tendremos localizado el papel que juega para muchos el Islam hoy en día. A mi modo de ver tampoco es conveniente establecer un paralelismo entre el holocausto judío y lo que ocurre cada día en los territorios ocupados. Entre otras cosas, porque cada caso tiene su propia lógica histórica. Aquel que pretenda establecer una semejanza entre ambas tragedias, no le está ofreciendo un buen servicio ni a la memoria del holocausto ni a la causa palestina. Adoptemos el punto de vista que sea, hay que tener en cuenta que el conflicto entre palestinos e israelíes es ante todo un drama humano. El problema es que desde hace demasiado tiempo, en la zona de conflicto se ha impuesto la lógica militar y se ha olvidado la vía de la negociación política. El peligro es que esta manera de pensar y proceder se extienda a todo el planeta. De ahí a la tercera guerra mundial sólo habrá un paso.

El conflicto entre israelís y palestinos, la guerra en Irak y el terrorismo internacional nos han dejado un mundo que la mayoría de las personas no deseamos. Estamos ante un gran desafío. Es la hora de que las Naciones Unidas recupere el liderazgo que jamás tendría que haber perdido, y de que la voluntad de paz sea mayor que las ganas de dividir y de fomentar el odio. Este organismo es un instrumento indispensable para la paz y la estabilidad mundial porque, cada día, la comunidad internacional se enfrenta a problemas más graves y complejos.

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